Mirador Grey
Nuestro trekking para conocer el glaciar más grande del Parque de Torres del Paine comienza con fuertes vientos y bastante frío. A pesar de estos contratiempos, los guías locales nos aseguran que es un ruta corta, de poca dificultad y que con un buen cortavientos, gorros y zapatillas, no habría impedimento para disfrutar de la aventura.
Desde la portería Grey, avanzamos hacia nuestro destino, atravesando el río Pingo en un puente colgante de madera. Luego, pasamos un bosque de lengas y coigües como sacado de un cuento de hadas y finalmente llegamos a la playa de arena oscura, desde donde podemos divisar algunos fragmentos del gran glaciar al que nos dirigimos. “Siempre hacia el este, hacia la derecha”, fue la indicación que nos dieron para nuestra caminata y así lo hacemos para llegar al extremo de la playa en aproximadamente 25 minutos. En este punto, un letrero al mirador nos avisa que ha llegado el momento de girar a la izquierda, para continuar nuestro camino por un pequeño montículo de tierra y arbustos.
Finalmente, llegamos a un hermoso mirador de piedra que nos muestra el lago en todo su esplendor, y al fondo, entre macizos, el imponente glaciar Grey se asoma para saludarnos. Sacamos fotos, conversamos sobre lo vivido y desde un banco, descansamos un poco para contemplar la vista. Aunque el paisaje ha valido cada paso recorrido, es innegable que aún estamos muy lejos de la fortaleza blanca. Como nuestros deseos de conocer el glaciar Grey siguen intactos, haremos todo lo posible para embarcarnos en un viaje por las azules aguas que lo contienen.