Glaciar Grey
Hace solo un par de días habíamos tenido la maravillosa oportunidad de contemplar el glaciar Grey desde el mirador que lleva su nombre, un trekking por el lago que nos maravilló por su encanto y que nos dejó con el profundo deseo de tener un encuentro más íntimo con el gigante de hielo.
Y así, haciendo unos cuántas consideraciones en lo económico, regresamos a la playa de arenas negras que rodean el lago Grey a al espera de la embarcación que nos llevaría al glaciar que cada año va desapareciendo en un lento adiós.
Aunque no lo parece, este glaciar es el más grande del Parque Torres del Paine (6 kilómetros de ancho) y para llegar a él, pasamos por el Río Pingo y soportamos fuertes vientos en algunos de los tramos. Hace frío, pero se nos olvida en la compañía de otros turistas que también desean conocer al gigante. Poco a poco, nos vamos acercando a nuestro destino de hielos azules.
¡Por fin, hemos llegado! Con emoción contemplamos el mismo glaciar que tan lejos se veía desde el mirador, ahora tan cerca que podemos tocarlo con solo estirar la mano. Nos perdemos en un entorno de blancos y azules, sobrecogidos entre témpanos y rocas, absortos entre tanta belleza natural que tímidamente robamos en un pedacito de hielo que enfría nuestro whisky.